Era una noche de camping en la playa cuando de repente mi
sobrino que nos acompañaba pega un brinco y nos grita una tortuguita, no
sabíamos cómo reaccionar si llevarla al mar inmediatamente, llamar a alguien
que supiera que hacer además que dábamos un paso y encontrábamos una y otra más.
Era un nacimiento de muchas tortugas laúd, la tortuga más grande del mundo.
Siempre había visto en televisión y soñaba con tener una experiencia de liberar
tortugas pero nunca me imaginé que ese día nos iba a tocar. Fue sencillamente
espectacular. Fuimos efectivamente a preguntar en el lugar que podíamos hacer y
había unas chicas que llevaban días esperando su nacimiento expertas en el
proceso de conservación de tortugas. Las fuimos recogiendo con mucho cuidado
para que al día siguiente muy temprano en la mañana las liberáramos. Leyendo un
poco entendimos que lastimosamente por la luz artificial del lugar habían
tomado el camino equivocado y eso las ponía en mucho riesgo de perderse y que
algún animal se las comiera lo más seguro y aunque no lo más natural era que al
día siguiente las ayudáramos a llegar al mar.
Hermosa experiencia, nos demuestra lo maravillosa que es la
naturaleza y lo mucho que debemos cuidarla.